Sonidos · Gongs

El gong es un instrumento arcaico procedente de Asia y utilizado desde hace miles de años por los humanos. Creados manualmente mediante un proceso que no ha variado mucho en los últimos 3.000 años, los más habituales son de bronce (cobre y estaño) y algunos de hierro o alpaca.
Considerado un elemento sagrado, fue utilizado en diversos ámbitos y principalmente en rituales o ceremonias de carácter trascendental, como nacimientos, muertes y celebraciones importantes donde el ser humano cambiaba de un estado de vida a otro.
Su uso en sesiones de terapia individual o grupal es relativamente reciente. Fueron Richard Rudis o Don Conreaux, en base de las enseñanzas de Dane Rudhyar y otros, los precursores de los baños de gong que son cada vez más habituales en la actualidad.

El gong no requiere de amplificación artificial y su sonido nos rodea con armónicos potentes que modifican nuestra vibración energética y la de nuestro entorno, y nos permiten acceder a los niveles más profundos de la conciencia.

Sus diferentes superficies emiten sonidos particulares que se van sobreponiendo en capas, y que producen una multiplicidad de tonos y sobretonos que pueden ser perpetuados según el toque que se le vaya dando.

Los estudios más recientes sobre el gong lo consideran un elemento muy útil en el campo de la meditación ya que su sonido nos libera del torrente de pensamientos de nuestra mente provocando un estado modificado de la conciencia de forma instantánea.

Su sonido fortalece el sistema nervioso, estimula el sistema glandular y provoca una profunda relajación.

Su gran resonancia produce potentes ondas que atraviesan nuestro cuerpo, siendo un instrumento con un gran poder de limpieza y transformación, limpia nuestro camino, libera bloqueos y reduce la tensión.

Su sonido chamánico nos coloca en el lugar adecuado para la expansión y la transformación.

Y no sólo su sonido es maravilloso, sino también el silencio que experimentamos una vez que el sonido se ha diluido en el aire y forma parte de nosotros.

Con el gong, a la mente no le queda otra que rendirse…

Extractos recopilados de Don Conreaux, maestro de maestros de gongs desde hace más de 40 años:

“El gong, cuando se toca correctamente, genera un amplio espectro de armónicos, su sonido incide en los meridianos de energía del cuerpo y los pone en equilibrio, la energía Kundalini que comienza en la base de la columna se libera viajando hacia arriba a lo largo de la columna vertebral.

El sonido del gong saca la ira y la negatividad fuera de nosotros, como si fuera una aspiradora. Su sonido provoca un cambio en un espacio en nuestro interior donde uno puede reconectar con su capacidad de sentirse bien y en paz.

La sanación con gongs es una espiritualización y una iluminación interior que expande realmente el alma. Y la razón por la que nos trae paz y felicidad, es porque todo el mundo puede sentir que su propia compasión se está nutriendo.

Las dolencias pueden ser sanadas porque a través del sonido la persona es llevada hacia un espacio de conciencia donde se produce la autosanación. Es como una inspiración directa del universo.

Y cuando practicamos con los gongs empezamos con sonidos suaves, que te envuelven, y van creciendo poco a poco, y van apareciendo tonos y sobre tonos, y los sonidos se vuelven más y más fuertes, hasta sentir como el rugido de una gran cascada, que nos limpia, a nosotros y a nuestro alrededor.

Muchas personas experimentan algo notable durante un baño meditativo con gongs, que puede variar desde sentir que sus cuerpos tiemblan (los meridianos de energía se compensan y equilibran), o ver sorprendentes manchas de color detrás de sus ojos cerrados, o recuerdos de vidas pasadas con todo detalle, sensación de elevarse fuera de sus cuerpos, o simplemente una sensación de paz y unión total.

Hay que tratar al gong con respeto y con cierta reverencia.

Y para tocarlo es recomendable que la columna esté recta y estirada para tener un canal de flujo libre para la energía Kundalini. También es muy importante que no se toque usando sólo los ojos y las orejas, la concentración debe estar en el tercer ojo (en el centro de la frente). Aquí es donde el tocar intuitivo pasa a primer plano y se crean los sonidos únicos necesarios para una persona o para un grupo de personas y en el momento preciso.

No hay ninguna lógica cuando se toca un gong, no se necesita ninguna planificación ni pensamiento, sólo una evocación, una intención de gran compasión y el corazón abierto. No hay que pensar, simplemente observar, …y dejar que el gong nos toque a nosotros.

El sonido del gong es utilizado para reequilibrar el cuerpo físico, emocional y espiritual. Es una excelente terapia para problemas relacionados con el estrés, la depresión, la fatiga, la ira y la hostilidad, el sentimiento de separación y soledad, y todo tipo de miedos, junto con muchas otras alteraciones de la salud relacionadas con la falta de equilibrio y armonía en el cuerpo.”

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